miércoles, 12 de noviembre de 2008

Por siemper felizes

Toda una vida me estaría contigo, no me importa en que forma, ni donde, ni cómo, pero junto a ti". (Letra de bolero).

- ¿ ... Hasta que la muerte los separe?


- ¡Sí, quiero!


- ¿ ... Hasta que la muerte los separe?


- ¡Sí, quiero!


Puede besar a la novia...


A continuación, alegría general, aplausos, lágrimas, recuerdos, emociones.
Ya salen los novios recién casados. Ella radiante y él tan elegante. Pasan sonrientes, bellos, jóvenes, contagiando a todos con su amor deslumbrante.

Y todos, los que llevan tres divorcios o la señora panzona que hace cuarenta años está infelizmente casada, todos, por un ratito, quedan prendados por el mismo sueño mítico: Encontrar el amor y conservarlo para siempre.

Casi todos tenemos este anhelo pero no contamos con los conflictos y desacuerdos naturales. Ni siquiera pensamos en los cambios de humor que personalmente atravesamos durante un día. No nos damos cuenta de que somos parte de la naturaleza y como ella, con días en que brilla la primavera en cada fibra de nuestro cuerpo y alma o el crudo invierno nos despierta una mañana al lado de ese otro que amamos y no nos alcanza para ser felices.


Las parejas que han logrado amarse de por vida se caracterizan por sus fuertes vínculos que se basan en la capacidad de amar la realidad, de aceptarla y encontrar belleza en ella.

Amar la vida es amar la transformación, viajar por ella de la mano de otro cuando todo parece desierto requiere confiar en que se va a arribar a un nuevo paisaje, a una nueva profundidad si tenemos paciencia para permanecer unidos en los momentos más duros, sabiendo que juntos vamos a renacer transformados.

Así que podríamos terminar como empezamos, pero para que se haga realidad este soñado bolero, tal vez sería bueno escribirlo en el papel y en nuestra sangre atendiendo a este ciclo natural: palpitación - titubeo - palpitación, que hacen el ritmo de la canción de la vida.

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